Últimamente pequeños sucesos cotidianos o situaciones esporádicas, me crean pensamientos profundos sobre mi crecimiento personal. Es curioso, siempre he sido de pensar mucho las cosas, de darle infinitas vueltas a la cabeza a un mismo tema, no entrando en bucle, si no más bien enfocando el mismo tema desde diferentes ángulos. Pero últimamente, no sé si porque me he obligado a tomarme la vida con más calma, o me he adelantado a la crisis de los 40, intensifico con ahínco los detallitos que se suelen pasar por alto porque se dan por hecho. Suerte que tengo el blog y puedo expresarlo como me venga en gana.
Quería contaros una anécdota que me ocurrió hace unos días. Resulta que estoy metida en KDP, por si no lo conocéis, es la plataforma que tiene Amazon para los autores independientes. En ella podemos subir nuestras novelas y ponerlas en venta, todo lo hace el escritor, es gratis, pero...cuesta un trabajo de la hostia. Total, como supongo que sabréis, tengo 5 libros publicados, y claro, vender, vendo, pero en mi entorno. Es decir, la publicidad la hago yo misma (como todo lo demás, porque las editoriales, si no eres millonario, no eres bienvenido) y lo típico, pues me anuncio en redes sociales, se lo comento a las amistades, familia, dejo ejemplares en librerías, papelerías...lo normal en estos casos. El resultado podría estar mejor de lo que hay, pero oye, no me quejo, al menos a los lectores les gusta lo que leen y con eso ya me puedo dar por satisfecha. Total, que en uno de estos pensamientos creativos que me rondan por la cabecita para darle más bombo a las novelas, me da por pensar que algo tengo que estar haciendo mal, porque en Amazon los libros no se mueven, como que mi perfil más que invisible casi ni existe. Me pongo a indagar en otros perfiles, busco otras novelas de autores que no son conocidos y que están empezando como yo. Y veo que la mayoría tienen reseñas...y yo...una mierda pa mi. Y diréis, xoxo... porque a lo mejor tú has vendido menos, bueno lo normal, tampoco me preocupa mucho...pero claro, cuando he sabido que han comprado una de mis novelas, pues les recomiendo que me dejen una reseña, no tiene porque ser buena claro, mientras que dejen la reseña... Eso ayuda a que Amazon tenga más en cuenta mi perfil y por tanto, las novelas llegan a más lectores fuera de mi entorno, que es lo que realmente me interesa. Pues nada, ni una cosa ni otra, todo sigue igual, se venden mis novelas pero nadie reseña... una cosa rara de cojones.
Total, que me pongo a investigar por la página, y veo que hay una sección que se llama marketing y me digo, anda mira, lo mismo es que me he saltado este paso y ahí está mi error. Entro y encuentro otra sección comunidad y digo...¿Esto qué es? ¿Cómo un grupo de whatsapp pero aquí o qué? Pues más o menos.
Es otra plataforma, dentro de la misma plataforma de KDP, dónde otros autores inexpertos, agobiados y desesperados como yo, tienen mil preguntas y no entienden un carajo de cómo funciona todo aquello. La funcionalidad es muy sencilla, menos mal, tú haces una pregunta, y otros escritores, editores o diseñadores de un alto grado de experiencia, se supone, te contestan e intentan ayudarte. Bien todo ¿No? Pues ahí que voy yo. A ver, normal... no soy, pero sí tengo que reconocer que me cuesta mucho expresar algo por escrito de manera minuciosa, no puedo, lo intento de verdad, pero siempre acabo escribiendo un pedazo de párrafo, y digo joder, ¿Todos son capaces de simplificar menos yo? No sé...me sale solo, es que es inevitable. Bueno pues lo que iba a ser una pregunta sencilla, se acaba convirtiendo en una novela con su prólogo y todo, y creo que ahora mismo he entendido porque escribí un gran párrafo. Creo que si formulo la pregunta sin más, ahí to escuetamente, desconfío que el que la esté leyendo para contestar, la mal interprete porque le faltan datos, y eso sí que me da coraje, que me contesten otra cosa de lo que quiero saber. Por eso creo que cuento toda la información posible, para que el receptor sepa lo que tiene que contestar correctamente. O yo que sé...
A las pocas horas comienzo a tener respuestas, la gente muy bien en general, unos me aconsejan una cosa, otros otra...pero... en el último comentario, que por cierto era el más extenso jajajaja la persona se ha preocupado de buscar mi perfil, ojear mis novelas, y me saca varios puntos en modo crítica. Tengo que decir que me las tomo bien, ya sean buenas o malas, no me afectan a nivel personal, me las suelo tomar como aprendizaje y las digiero bien, de hecho me encantan. Leo los puntos, algunos me parecen correctos y buenos consejos, de los cuales me pondré a ejecutarlos en cuanto pueda, pero hay uno que llama especialmente mi atención, en el que me dice que cometo el fallo de escribir diferentes géneros, que no puede ser que un mismo autor escriba un libro erótico (que realmente no lo es, solo que tiene algunas partes subidas de tono y un poco de morbo, pero no llega a ser erótico) y luego también escriba un cuento infantil, bueno me pone dos cuentos infantiles, creo que es porque el título de uno de ellos, el último que publiqué, lo asocia con un cuento infantil, cuando en realidad, es una novela de misterio, pero total, que me dice que debo definirme en un solo género para crear un círculo de lectores que se aficionen a lo que escribo. Y digo...¿Eh? Claramente...no estoy ni estaré de acuerdo con eso. A parte de que he tardado como 15 días en contestarle, porque la verdad se me había olvidado, había leído su respuesta el mismo día, y tuve la intención de contestarle al día siguiente, pero entre cositas que me van ocurriendo y que mi cabeza viaja por mundos que incluso a mi me impresionan, pues...se me había olvidado. Ateniéndome a más vale tarde que nunca le contesto.
Primero le doy las gracias por invertir su tiempo en buscar mi perfil e indagar en mis novelas, por preocuparse vamos, le agradezco los consejos, y por último me centro en la contestación que realmente tenía ganas de contestar, la de los géneros. Le digo que no estoy de acuerdo, que no veo por qué me tengo que poner límites, que si soy capaz de escribir diferentes géneros, es más una virtud que un defecto, y que eso me puede llevar a nuevas puertas para encontrar nuevos lectores. Le explico, lo mejor que me sale, que la creatividad es un don, y lo tengo, que soy una persona muy versátil a la hora de escribir y que me encanta los retos ¿Dónde se ha visto que un artista se ponga límites en la manera de exponer sus obras? Yo, siendo una lectora empedernida, no leo solo un género, mi casa esta llena de libros de todas clases, desde historia, pasando por ciencias y ficción, hasta intriga y amor, cualquier novela me sirve, me encanta leer, y si esta bien relatada y es capaz de transportarme, bienvenida sea. Al igual que tampoco escucho solo un tipo de música, me gusta desde la música clásica, pasando por heavy metal, hasta llegar al rock, rap y reggae. Lo único que me niego a escuchar, porque, lo siento, no lo soporto, es reggaetón, de hecho, no lo considero ni música. Entonces, si como lectora me encanta variar de géneros ¿Por qué esta mal que lo haga como escritora? ¿En qué puede perjudicarme? No le veo sentido la verdad...pero bueno, lo mismo es que el hombre suele enfocarse en un solo tipo de materia, privándose de experimentar y conocer otros ámbitos, no me voy a meter ahí. No me preguntéis que me ha contestado porque no me ha contestado, al menos, todavía.
Estando ya entrada la madrugada, cuando he terminado de escribir, sí...trabajo de noche, es mucho más cómodo escribir con el silencio que estar escuchando a tus vecinos llorar por la play, el otro cantando, ahora el de la motito, y esos ruidos de la vida cotidiana que normalmente no molestan, pero que cuando estás inspirada y tienes mucho que escribir, te tocan el coño.
Pues cuando termino de escribir, y me quedo ahí en órbita mental, pensando en mis cosas y demás, repaso, mentalmente, el comentario del tipo y mi contestación, y de buenas a primeras me doy cuenta de que toda mi vida ha sido así. Nunca me he definido por nada en concreto y en todo en general. A ver, me refiero, a que no tengo predilección por un solo género, ni grupo musical, ni comida, ni película...nunca me he limitado a quedarme en un solo entorno, ni si quiera a nivel social. Y aquí pego un brinco en el sofá, y digo ¡Hostias! ¡Que es verdad! Nunca he tenido un grupo exclusivo de amigos, de hecho, no tengo grupo de amigos. Tengo amigos, muy buenos por cierto, pero salteados y cada uno cortado con un cuchillo a parte. Me puedo relacionar con gente que tienen ideales políticos diferentes, creyentes de religiones (no creo en ninguna) gustos muy diferentes, como las motos, los coches, no sé si me entendéis. Me adapto a cualquier conjunto pero...no encajo.
¿Cómo que no encajas? Entonces no los puedes tener de amigos ¿No? Jajaja, espero no parecer una loca intentado explicar esto, porque en mi cabeza lo veo muy sencillo pero no veas para escribirlo y que se entienda sin marear mucho el asunto.
No es que mi personalidad varíe según con las personas que esté, no, mi personalidad es fija. Tampoco le doy la razón a la gente para caer bien, todo lo contrario, nunca me callo lo que pienso y eso me ha traído más de un problema. Soy yo siempre. Pero me adapto a los demás, es decir, si estoy en un grupo donde a casi todos les gusta, les encanta y les apasiona comer pizza, por poner un ejemplo rápido y estúpido, y a mi me gusta la pizza pero prefiero la pasta, igualmente voy con ellos a comer pizza aunque yo me pida pasta, pero no me cierro o los aparto porque ellos coman pizza y yo pasta. ¿Me explico? Pues así con todo.
Y digo hostia...pues nunca me había parado a pensarlo de forma detenida. ¿Esto es algo positivo o negativo? Supongo que la única que puede juzgar la respuesta...soy yo.
Entonces, remonto a mi infancia. Todo esto que os estoy contando estaba sucediendo en mi mente, por si queréis reír imaginando mi cara de empanada, que eso es lo que muestro, mientras en mi cerebro se está creando una guerra de neuronas que lo flipas.
Remonto a mi infancia y comienzo a analizar. Prepararse que vienen curvas.
Partiendo de la base de que era una niña muy tímida e introvertida, cuando me encontraba en un entorno al que consideraba agradable y seguro, no con más de 5 niños, solía ser todo lo contrario, hablaba por los codos y siempre estaba imaginando juegos o historias. No tenía dificultad para adaptarme a cualquier grupo, pero, nunca llegaba a sentir que encajase del todo. No me veía quedando con las mismas personas todos los días, no, pensarlo me aburre. Igual en la adolescencia, con la familia, en los trabajos...Siempre me adapto, pero nunca encajo.
Hasta que decidí aceptar que no encajo en ninguna parte, o al menos, eso siento. Sin embargo, a nivel individual, he llegado a conectar tanto con una sola persona, hasta el punto de llegar a pensar que tenemos una relación basada en miles de años durante reencarnaciones o rollos de esos.
Es decir, grupalmente me adapto y no encajo, e individualmente no es que encaje, es que conecto. ¿Es raro? ¿O a alguien más le pasa?
Tras llegar a esta conclusión, me pongo a pensar de nuevo en el comentario de KDP, y comienzo a asociar mi personalidad con las novelas publicadas.
¿En qué etapa las escribí? ¿Qué me animó a escribirlas? ¿De dónde saqué la inspiración? Estas son las principales preguntas que me hice.
Al principio de mi trayectoria como escritora, lo único que me preocupaba era poder conseguir el dinero para poder publicar, porque no basta con tu esfuerzo y emoción, si no hay money, no sale a la luz. La publicación solía demorarse meses, o incluso, años. Me ocurrió con las dos primeras novelas, y con la tercera hasta llegué a involucrarme en un crowdfunding, por cierto, nefasto, ahí descubrí lo falsa que puede llegar a ser la gente con tal de quedar bien...Era una situación muy agobiante. Si dejaba de trabajar, tenía la concentración necesaria para poder escribir y crear una buena novela, pero sin trabajo no tenía dinero para poder publicarla. La pescadilla que se muerde la cola. ¿Y no podía trabajar y escribir a la vez? ¿No sabía organizarme? La verdad es que no se trata de organización, también depende del trabajo, en mi caso, he trabajado siempre en el sector hostelero, y tiempo lo que se dice tiempo para ti...en este sector...chungo. No solo por el cansancio físico, es más el mental el que te aflige y al final acabas por dejar de escribir. Para hacer algo mal, no lo hago. Escribir una novela no es algo que puedas hacer en dos días, requiere tiempo, paciencia, mucha dedicación y constancia. En ocasiones estás tan inspirada que puedes llevarte días enteros escribiendo, y otras veces, pueden pasar semanas que ni te acercas al Word. Esto funciona así.
Cuando encontré la oportunidad de poder publicar gratis me volví loca, sacando en el mismo año hasta cuatro novelas, bueno, para ser más específica, tres novelas y un cuento, como ya mencioné antes.
Al leer tanto y poseer esa capacidad sensorial de vivir intensamente cada historia que persiguen mis ojos, sin querer, la inspiración me asalta y empuja para comenzar una novela nueva, que automáticamente mi mente clasifica a otro género del anterior. Nunca le he dado importancia, de hecho, en este mismo blog, se pueden encontrar relatos, poemas, video-poemas, opinión personal...no me decanto por nada en particular, y con las novelas...¿Por qué iba a ser distinto?
Pensaba...si a mí me aburre volver a escribir sobre un mismo género, al lector ¿También? La esencia de cada escritor se aprecia en todos sus escritos, a ver, que quiero explicarlo correctamente pero me está resultando complicado. Un mismo escritor puede escribir en diferentes formatos, con diferentes géneros, pero su forma de expresarse es única. Si otro escritor le plagia la historia, puede hacerlo mejor o peor, pero se expresará de manera diferente dándole su toque peculiar. ¿Se entiende?
Al comenzar un nuevo libro de lectura, lo primero que hago es buscar el nombre del autor, si ya he leído otras obras suyas, puedo llegar a tener una base de información sobre su forma de escribir, dejando a un lado el género del libro. Por ejemplo, me pasa a menudo con Pérez Reverte, me encanta como escribe, me he leído casi todas sus novelas, y este señor ya puede estar contando la batalla de trafalgar, que una apasionante historia del mundo de la esgrima, que a mí me apasiona más cómo lo narra, que lo que narra. Es como cuando te cuentan un chiste, ya puede ser el chiste más malo del mundo pero si te lo cuenta una persona que tiene arte y gracia, te partes de risa. Porque tiene su esencia.
Volviendo a los encajes...
¿Y si mi manera de escribir está ligada a la dificultad que poseo por encajar? ¿Por eso necesito cambiar de género continuamente? ¿Podría resultar un inconveniente para llegar a convertirme en una escritora de prestigio? ¿Perjudica, realmente, a la hora de llegar a los lectores? ¡Cuántas preguntas me ha generado el comentario de un desconocido!
Conclusión, antes de volverme majara hasta conseguir llegar a una respuesta clara, he optado por pasar del tema y seguir mi camino, porque lo único que me ha quedado claro es que encajar, lo que se dice encajar, solo soy capaz de encajar los golpes que me da la vida.