Libertad de expresión

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Todos los seres viven unos instantes de éxtasis que señalan el momento culminante de su vida, el instante supremo de la existencia; y el éxtasis brota en la plenitud de la existencia pero con completo olvido de la existencia misma. "LA LLAMADA DE LA SELVA" JACK LONDON

2.9.21

SERÉ YO...

 Será la edad, me repito constantemente, será que ahora que ves el mundo desde otra perspectiva eres incapaz de soportar situaciones concretas, será que cuando era niña mi mente no llegaba a plantearse tantas dudas y cuestiones. 
Eres tú, sí, eso me digo, soy yo el problema, porque miro a mi alrededor, y parece que a todo el mundo le da igual. ¿Seré a la única que le molesta? ¿La única que no puede controlar su rabia y sus impulsos? ¿La única que no se calla? Y es que...no puedo evitarlo, no puedo evitar hablar, saltar a la primera de cambio, no puedo. Intento controlar esa parte de mi, pues al parecer molesta, pero...cada vez me cuesta más. Si callo, si hago como los demás, mirar para otro lado y seguir con mi vida, algo nace en mi interior, una energía negativa capaz de destruir a todo mi ser, una rabia incontrolable que domina mis impulsos más primitivos, un malestar que hiere cada célula que compone mi organismo.
Seré yo.
Sin embargo, cuando me echo la culpa, cuando admito que no todos pueden estar equivocados menos yo, no me siento bien. Todo lo contrario, siento en mi interior un desazón incierto, algo no encaja, y comienza la ansiedad, la inseguridad, comienzan unas emociones que no me agradan, unas emociones que me convierten en otra persona diferente, otra persona que anida en mi cuerpo, pero que no soy yo.
¿De qué hablo? Os preguntaréis. ¿Qué le pasa ahora a esta mujer? 
Intento exponer mis sentimientos acerca de la gran hipocresía que me rodea. De la enorme falsedad que compone el mundo en el que vivimos. De la fascinante mentira que nos envuelve uno a uno.
¿Porque soltamos mentiras sin parar? ¿Por qué engañamos sin ton ni son? Es que no lo entiendo, por más vueltas que le doy. ¿De qué sirve decir una cosa si sabes que no va a ocurrir? En el fondo sabes que estás mintiendo, sabes que esas palabras que sueltas tan naturales, son solo para quedar bien, para ganarte la confianza de la persona que te escucha atentamente, ilusionada porque en tus palabras encuentra una salida. ¿Y luego? ¿Qué ocurre después? Cuando las palabras se las lleva el viento, y solo queda el malestar de sentirse engañado ¿Ayuda? o ¿Empeora? 
No lo entiendo.
No entiendo porque hay personas que hablan y hablan, creyéndose sus propias mentiras, hasta tal punto, de parecer sinceras, tanto, que te las crees, y en ese momento piensas, ¿Por qué iba a mentir? ¿Qué gana mintiendo? Esa es la pregunta que me hago continuamente, ¡Qué gana! 



Últimamente no dejo de toparme con situaciones como éstas. Personas que cuando están con unos individuos, son de cierta manera, y cuando están con otros individuos, son de otra manera. ¡Cambian hasta su ideología! Es increíble con la facilidad que cambian de parecer, como si de una veleta se tratara, como si no tuviesen una personalidad propia que marcara la diferencia entre lo demás. 
Me asombra tanto este comportamiento...hasta el punto de plantearme si ellos son conscientes de sus actos, de sus palabras, es decir, cuando dices que algo no te gusta por estar con tal persona, y sin embargo, a los pocos días, te encuentras con otro individuo totalmente diferente, y niegas que te guste lo que anteriormente alababas...¿Eres consciente de lo que estás diciendo? ¿Recuerdas que hace unos días si te gustaba? ¿Cómo pueden hacerlo? Es que no lo entiendo.

Mi ideología siempre es la misma, no varía, no cambia así porque sí. Puedo cambiar mi manera de pensar, porque quizá estaba equivocada y al ofrecerme un razonamiento coherente y demostrarme que estoy en lo incierto, no tengo problemas para retroceder en mis palabras y cambiar de parecer. Pero...eso de dar la razón, o apoyar un comentario, que en el fondo sabes que no lo piensas, simplemente por el hecho de quedar bien con la otra persona...es que no lo entiendo. ¡No puedo hacer eso! ¿Cómo consiguen plasmar con tanta naturalidad y luego dormir tranquilos por la noches, sabiendo que han traicionado a sus principios? ¿Cómo llegan a creerse su propia mentira hasta el punto de negar lo evidente? 
Lo más sorprendente, es que parece que eso es lo normal. La gente miente y miente sin parar, entre familias, amistades, trabajo. Da igual. Es como si nada tuviese sentido. Como si de repente, nada importase. Solo el momento preciso, solo la situación que se encaja, solo las palabras de ese mismo instante, a sabiendas que el tiempo que transcurre se las llevará para no traerlas de vuelta nunca más. ¿Y el que se cree lo que dices? ¡Absolutamente igual que el que miente! Porque nadie reclama lo que se dijo, nadie reclama lo que en aquel momento se comentó. Es como si ambas partes supieran a ciencia cierta que están creando una situación de mentira. ¡Vamos a hablar y hablar hasta perder el sentido de la realidad! Y no ocurre absolutamente nada, ¿Qué va a ocurrir? Uno por un lado con su vida, y el otro por otro lado con su vida también. 
¿Entonces? ¿De qué sirve todo esto? 
Seré yo, vuelvo a pensar. Seré yo que me lo creo todo y a todos, que confío demasiado en las personas, en sus palabras, seré yo que vivo en un mundo paralelo a éste, dónde la verdad es lo bueno, y la mentira lo malo.
Es un auténtica impotencia, porque a pesar de sentir siempre que no encajo, e intentar encajar, adaptarme a la nueva vida que se lleva ahora, amoldar mis pensamientos y mis actitudes para no destacar como alguien irracional, me doy cuenta que no sirve para nada, que esto no va conmigo, que no puedo seguir esa corriente de un río que en lugar de agua, lleva veneno. No puedo. No puedo porque no lo veo ni lo siento justo. No puedo porque me parece absurdo, hablar y hablar sin ningún tipo de veracidad, creando constantemente desconfianza entre unos y otros. 


Llevo dándole vueltas durante mucho tiempo, intentando buscar una explicación racional, quizá para no sentirme desplazada, quizá por intentar comprender el mundo en el que vivo, aunque a veces, siendo sincera, prefiero vivir en mi otro mundo, en el que mi imaginación gobierna cada sentido que poseo, y donde mi mente es libre y justa. Pero claro, debo introducirme en el mundo real, para no perder del todo la cabeza, aunque a veces piense que la he perdido, como por ejemplo ahora, por estar expresando un pensamiento tan cerrado e íntimo de modo abierto, exponiéndome a lectores desconocidos, a mentes que no sé si me llegarán a comprender. Y vuelvo al principio, no me callo, me niego a sentenciar mi pensamiento, mi libre expresión, pues ya solo me queda eso, mi libertad.

Hubo un tiempo en el que pensé que quizá todo iba relacionado con la edad de las personas, es decir, cuando eres más benjamín, tus mentiras se convierten en doctrina, porque no conoces el sufrimiento de la vida, no eres consciente de las barbaridades que el mundo abarca. Y luego, con el paso de los años, sentenciado por los tormentos de una vida incomprensible, comienzas a visualizar la realidad, sabiendo que la mentira no lleva a ninguna parte, a más mentiras. 
Drásticamente...no es así. He topado con personas de una edad avanzada que siguen mintiendo y engañándose a si mismos tanto como a los demás, enterrándose en su propia hipocresía, envolviendose en una suma infinita de palabras y actitudes incoherentes para el ser humano, y lo más inverosímil de todo, que se sienten bien consigo mismos, o al menos, es lo que aparentan. Porque yo ya no se ni que pensar, y mucho menos que creer.

Al menos puedo dar las gracias por tener este blog, donde puedo decir, con total libertad, lo que pienso y siento, sin que nadie me mande a callar, sin que nadie se sienta incómodo porque yo esté diciendo la verdad, sin soportar esas caras de "Tierra trágame" que esta tía me esta poniendo en un compromiso y yo soy feliz en mi mentira. Al menos, me queda el blog, donde soy yo misma, sin contemplaciones, sin miramientos, explayando con naturalidad, severa o suave, lo que realmente me remueve por dentro. 
Quizá, el mentir, el engañarse a uno mismo, sea la forma más fácil de sentirse feliz. La facilidad de no tener que afrontar la opinión contraria de otra persona, de no calentarte la cabeza en caer bien, pues mintiendo, y agradando a todo el mundo, nunca te juzgarán por ser como eres realmente. Quizá ese sea el verdadero objetivo de la vida, agradar a todo el mundo sin importar lo que sientas verdaderamente. Quizá a mi me guste complicarme, y que la mayoría me señalen con el dedo.
De una cosa si puedo estar segura, de quien soy, de que pienso, y de que siento.

Seré yo, sigo pensando...