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Todos los seres viven unos instantes de éxtasis que señalan el momento culminante de su vida, el instante supremo de la existencia; y el éxtasis brota en la plenitud de la existencia pero con completo olvido de la existencia misma. "LA LLAMADA DE LA SELVA" JACK LONDON

26.7.25

Madre solo hay una


Hace unos meses escribí una entrada dejando claro que ser madre no se asentaba en los planes de mi vida, y aunque esta decisión sí la he tomado yo y sigue siendo inamovible, me hizo pensar en la otra perspectiva, el otro lado, no soy madre pero sí soy hija. 
Tengo la opción de elegir si quiero o no ser madre, sin embargo, no tuve la opción de elegir ser hija, es decir, de nacer, por tanto, tampoco pude elegir a mi madre, o quizá sí, el hecho de no recordar de dónde provengo o desconocer cierta información a la que los seres humanos no tenemos alcance, no quiere decir que no exista o que los acontecimientos no sucedan de la forma que nosotros creemos que son. El caso es que tú naces y lo que hay, es lo que hay.
¿A dónde quiero llegar con esta reflexión tan obvia pero cierta? Pues que me hizo pensar que ser madre, ya sea por decisión o por lotería de la vida, no te especifica la cantidad de sentimientos, esfuerzos y sufrimiento que te van a tocar solventar y asimilar hasta el resto de tus días.
Ser hija tampoco es fácil, sobre todo si no te entiendes con tu madre, porque claro, actúas según lo que crees correcto o lo que piensas que es mejor para ti, y siempre con ese pensamiento en la cabeza de "Me va a seguir queriendo porque es mi madre" pero...¿La hija la va a seguir queriendo porque es su hija? No es lo mismo, aunque el sentimiento sea parecido, no es lo mismo.
Tranquilos, este post no va de ser una buena hija, ni de ser la mejor madre, es un pensamiento que ha salido a la luz provocando un enfoque que antes no tenía, y ahora, por lo visto sí.
Como decía, el sentimiento puede ser similar, incluso, tener varios puntos idénticos a nivel emocional, pero ser madre es una cosa y ser hija otra.
Empecemos partiendo de la base que cuando tu madre se entera que será mamá, se supone que ya tiene conocimientos de lo que realmente es la vida, que está bajo su total consciencia y que ha barajado las posibilidades de ofrecerte una buena vida marcada con amor y protección. Mamá juega con ventaja emocional, a lo que conlleva que cuanto más años pase a tu lado, sus sentimientos hacia ti son más fuertes. Sin embargo, cuando eres hija, además de pasar nueve meses formándote en su vientre, del cual luego eres incapaz de recordar nada, y luego al nacer, los primeros años de vida que dependes exclusivamente de tu madre y que, evidentemente, tampoco logras recordar con claridad, cuando creces, sientes un vínculo especial con mamá, pero al que no le encuentras explicación porque no tienes con que compararlo ya que tus recuerdos con ella...casi son inexistentes, no obstante, ahí están los sentimientos, fuertes también, aunque de otra forma, una manera no tan consciente, si no más bien subconsciente, instintivo.
Porque si ves sufrir a tu madre, aunque no sepas el motivo, solo leer en sus ojos que algo no va bien, dentro de ti se mueve algo que no puedes explicar. Eres consciente que ella te dio la vida, cuidó de ti y te protegerá mientras esté en sus manos, pero el verdadero vínculo que te mueve por dentro, eres incapaz de explicarlo, lo único que sabes es que te duele verla triste.
Mamá, por el contrario, cuando ve que algo no va bien en ti, además de que ella si posee toda la información de tu llegada al mundo y sí mantiene cada recuerdo de cada día de tu vida, lo que se le mueve a ella por dentro...es más que instintivo, es amor puro. No el amor puro del que hablan los libros de romances o las telenovelas, ese amor puro que se ha normalizado para hablar del amor y que de tanto explotarlo, al final, hemos logrado entre todos que pierda la validez que realmente tiene. Hablo del amor puro de verdad, del que solo una madre es capaz de entender pero no explicar, y que cuando se encuentra con otra madre, no le hace falta mediar palabra, con tan solo una mirada, saben lo que es. A ese amor puro me refiero.
Una madre te ve crecer, realizarte, cumplir tus sueños, progresar, madurar...tu vida entera le pertenece, no porque pueda decidir por ti siempre lo que le venga en gana, si no porque ella es la única persona en el mundo que sería capaz de morir por ti, literal. Ella te ve cumplir año tras año, a veces se lamenta de forma dulce al recordar que hace poco te tenía entre sus brazos porque te había picado un bicho, y de repente, te ve siendo una mujer fuerte liderando sus propias batallas. Aunque siempre se haya sentido orgullosa de ti, cuanto más creces, más orgullo siente ella, al ver en la clase de persona que te has convertido. Aun así, admitiendo que ya eres toda una mujer y que necesitas menos su ayuda, ella no puede remediar seguir sufriendo con tu sufrimiento, no puede, porque para ella siempre serás el bebé que dio a luz, y siempre seguirá teniendo guardado en sus entrañas ese sentimiento de protección y amor, que en ocasiones, las hijas no entendemos e incluso llega a agobiarnos porque pensamos que no confía en nuestro criterio o no se fía de que hagamos las cosas como debemos hacerlas. No creo que ninguna madre lo haga por controlar la vida de sus hijos, si no por eso mismo, porque lo lleva en su interior, no puede explicarlo, pero tampoco remediarlo, por mucho que le digas a una madre que ya es mayor, que es adulto y que puede tomar sus propias decisiones, ella protegerá a sus hijos aunque intente convertirlo en un sentimiento sutil. Es tu madre, no lo puedes cambiar, por tanto, sus sentimientos y protección, tampoco.
Y aquí viene el motivo por el que estoy escribiendo esta entrada. VALORA. Valora a tu madre por encima de todo. Ella te dio la vida, sí, es más que un motivo suficiente, pero aun así, tengas la edad que tengas, ella te seguirá amando como al bebé que fuiste una vez.
La vida...la vida puede llegar a ser una mierda, con sus cosas bonitas y no tan bonitas, pero...injusta e incomprensible, sin embargo tu madre nunca cambia ese amor hacia ti, pase lo que pase, ella siempre te querrá, podrá sentirse decepcionada, podrá enojarse y alejarse de ti, pero jamás dejará de quererte. Da igual que me digas que has encontrado a personas, a las cuales has elegido tú como familia, que te quieren mucho y que cuidarán de ti, sí, no niego que no exista ese tipo de relación, que también es preciosa, pero como te quiere tu madre, y hasta dónde es capaz de llegar por ti...eso...solo lo puede hacer una mamá.
Por supuesto que existen madres y madres, porque no quiero desplazar en mis palabras a aquellas que abandonan a sus hijos, o las que permiten abusos o las que anteponen su bienestar absoluto por encima incluso de sus hijos, existen, claro, pues como existen y prevalecen tantas incongruencias...pero no quiero meterme ahí, al menos en este post. Dejémoslo a un lado aunque sepamos que también existe y que es un tema importante que algún día abarcaré con mis palabras.

Unas semanas atrás fue mi cumpleaños. Soy una persona que ésta celebración la lleva a raja tabla y siempre hace lo posible por disfrutar del día con los seres queridos y en buena compañía, me da igual la edad que esté cumpliendo, para mi lo importante es celebrar que tengo un año más de vida y tengo la suerte de compartirlo con las personas a las que quiero. Esto sé que va a seguir siendo así incluso cuando me toque celebrar los 60 años, querré mi fiesta de cumpleaños y soplar mis velas, tal y como llevo haciendo desde que tengo uso de razón.
¿Y por qué os cuento todo esto? Pues porque, como sabréis, no es lo mismo celebrar tu cumpleaños cuando eres una niña de 7 años, que cuando eres una mujer de 38. La gente que te rodea ya tienen sus vidas hechas, preocupándose por problemas de adulto, y evidentemente, tu cumpleaños...les trae sin cuidado, no porque les importes una mierda, que también habrá algunos casos jeje, si no porque ni a sus propios cumpleaños le dan la importancia que le daban antes, como para hacerlo con el tuyo. Básicamente. Es entendible y por mi parte, lo respeto. Cada cual que haga referencia a sus valores y le de prioridad a lo que considere más importante desde su criterio. Algo sencillo y lógico.
Bueno pues resulta que en esta ocasión tuve la gran suerte de poder celebrar mi cumpleaños con gran parte de la familia, algo que me resultaba totalmente imposible años atrás pues...por el trabajo y circunstancias que ahora no vienen a cuento. Total, lo que decía, tuve el privilegio de poder celebrarlo con gran parte de la familia y eso me hizo mucha ilusión. El evento no se formó porque fuese mi cumpleaños, también tengo que decirlo, más bien coincidió. Llevábamos un tiempo intentando cuadrar toda la familia, reunirnos como antes, decíamos, pero como ya he mencionado, la cosa se complicaba al intentar buscar un día apropiado para todos, y eso era fundamental, no valía que uno no pudiese venir, o todos, o ninguno. Total, que dio la absoluta casualidad que el único día en que podíamos quedar todos, coincidía con la fecha de mi cumpleaños, doblemente feliz, por un lado me reencontraría con toda la familia, que ya para mí era un acto con muchas ganas de vivir, y por otro lado, poder disfrutar de un día tan especial para mí con personas también muy especiales.
Fue un día precioso del que guardaré muchos recuerdos. Sin embargo también fue un día en el que descubrí, verdaderamente, la importancia de una madre. No quiero decir con esto, porque a veces siento que tengo que aclarar ciertas frases por evitar malos entendidos, que antes no valorase a mi madre o que no la tuviese en la estima que debo tenerla, no. Pero sí surgió en mí un sentimiento que antes no veía, aunque me estuviese chocando continuamente en la frente, yo no lo veía, o no lo entendía, que también puede ser.
Bueno, pues durante el día, hubo algunos momentos en los que llegué a sentirme desplazada, o ignorada, no en plan mal, si no que observaba y pensaba...si yo ahora mismo me levanto y me voy sin decir nada...¿Cuánto tiempo pasará hasta que se den cuenta? De ese estilo me refiero.
Luego, para quitarme malos pensamientos y no fomentar en mi interior dudas que no existían realmente y que soy consciente que son los mismos miedos e inseguridades que es capaz de recrear la mente para hacerte sentir pequeña, porque a veces, aunque haya personas que no lo reconozcan, podemos llegar a sentir que somos inferiores, y debemos ser capaces de lidiar con esos pensamientos para transformarlos en algo positivo de lo que aprender, y no en algo negativo que te haga empequeñecer más aún. 
Pues luego, me decía a mí misma, a ver, no estamos aquí para celebrar mi cumpleaños, estamos aquí para disfrutar de una reunión familiar que llevamos mucho tiempo queriendo disfrutar y no se ha podido, dando la casualidad que ha coincidido con la fecha de mi cumpleaños, así que deja de pensar en estupideces, disfruta del momento y no te atormentes con pensamientos que solo existen en tu cabecita majara.
Y fue entonces cuando me fijé en la actitud y comportamiento de mi madre. ELLA SÍ estaba allí para celebrar mi cumpleaños. Y lo comprendí todo.
Mi nacimiento no solo es y será importante para mí, también para mi madre. Es un acto, que por mucho que pasen los años, tanto mi madre como yo, lo viviremos de una forma especial, porque al fin y al cabo, en el momento en el que nací, estábamos ella y yo, y aunque yo no recuerde cómo fue ni lo que sentí, sé de otro modo lo que conlleva, y por tanto, la importancia que tiene para una madre poder celebrar el cumpleaños con su hija, porque ella me parió, fue la primera en ver mi cara, en sentir mi respiración, en acariciarme y en sentir ese amor puro. Al igual que yo tuve que sentirlo aunque no lo recuerde. Y pensé en todo esto.
Supongo que como todos, habréis escuchado las típicas frases de cuando dices que vas a celebrar tu cumpleaños con cierta edad...Tú ya eres mayorcita; Bueno no pasa nada otro año será, ya no eres una niña; Un año que no soples la velas no cambiará nada; Madura que no estás cumpliendo 15 años...
Frases que se ven normales, pero que para mí no lo son. ¿Y qué más da los años que cumpla? ¡Si me encanta celebrar mi cumpleaños y sentirme especial por un puto día! ¡Coño acéptalo e intenta comprenderlo! Vivir no está en nuestra elección, pero sí la forma de vida. Y a mí me encanta poder celebrar un año más de vida ¿Pero sigues queriendo fiesta de cumpleaños? ¡Sí, joder, sí! 

Antes de irme a dormir, suelo repasar el día, no sé porque lo hago, pero desde que tengo uso de razón no falla ni una noche, repaso desde que me levantó hasta que estoy metida en la cama.
Aquel día, el de la reunión, cuando ya estaba lista para dormir, me puse a pensar en todo lo que había acontecido, incluidos los pensamientos que puedo llegar a tener en todo ese intervalo de tiempo como es un día...y me percaté de que mi madre, sin que nadie se diese cuenta, también estaba nerviosa como yo, también tenía en su mirada la misma ilusión que yo, y también disfrutaba de la celebración por ser mi cumpleaños y no una reunión familiar. ¡Jamás había pensado en ello de esta forma! 
Entonces mis pensamientos comenzaron a viajar a los recuerdos. ¡Cuantos cumpleaños le he privado a mi madre! Por celebrarlo con los amigos, con parejas, por desgana... ¡Cuantos cumpleaños! 
Cuando realmente a mi madre debería de haber sido la única persona en el mundo a la que debería de haberle dado el protagonismo y la decisión de cómo y cuándo celebrar mi cumpleaños, ya que si no hubiese sido por ella...esa celebración jamás se celebraría.
¡Qué estupidez! ¡Claro, no has descubierto América! No, no he descubierto ningún continente, pero sí un sentimiento al que antes no le había dado su lugar correspondiente. Antes daba por hecho, ahora valoro y aprecio, que es muy diferente.
¡Cuantas veces habré gritado su nombre al despertar de una pesadilla! ¡Cuantas veces estando enferma he deseado que viniese a cuidarme! ¡Cuantas veces la pienso y siento la necesidad de correr hacia sus brazos! ¡Cuantas veces la tomo como ejemplo! ¡Cuantas veces la miro en silencio y me arrepiento de no decirle Te Quiero! ¡Qué valiosa es una madre! ¡Qué privilegio tenerte como madre!
MAMÁ, que palabra tan sencilla para pronunciar con todo el valor que acarrea, la importancia tan enorme que aporta su significado, la magia que crea al pronunciarla, al pensarla, al sentirla. Dos sílabas, dos simples sílabas, fáciles, directas, las primeras sílabas que pronuncian los bebés, que escriben los niños, que enseñan a comenzar a leer. MAMÁ, una palabra como otra, tan simple por fuera y tan compleja y grandiosa por dentro. 

Estaréis esperando la típica frase de...Tengo la mejor madre del mundo. Siento decepcionaros, no pienso definir a mi madre con esas palabras tan comerciales. Mi madre es mucho más. Mi madre es atención, dedicación, preocupación, amor, cariño, disciplina, educación, fuerza, protección, empatía, constancia y seguridad. Todas y cada una de estas palabras describen a mi madre.
Una mujer que se ha pasado su vida entera luchando y lidiando batallas, que desconozco, para que a mí, no me faltase de nada. Una mujer que sintió pánico cuando me vio marchar de casa, que se sintió orgullosa con mi primer trabajo, que se preocupaba porque tuviese un plato caliente encima de la mesa, que se cruzaba el pueblo entero en busca de cualquier cosa que necesitase, que aunque no me llamase todos los días de su pensamiento no me sacaba. Una mujer que se ha desvivido por mí.

Reflexionando, he llegado a sentirme mal por no haber valorado en cada momento la importancia de una madre, y agradezco que ese día, al analizarlo, pudiese valorar TODO cuanto ha hecho mi madre por mí, llegando a la conclusión de que jamás podré devolverle tanto amor, es imposible, porque el amor de una madre hacia sus hijos, como bien conocemos todos, es INCONDICIONAL Y SUPREMO.
Así que gracias mamá, gracias por ser una madre insuperable y por desvivirte por tus hijas, si nunca he llegado a decirte o demostrarte cuanto te quiero, no es porque no quiera, es porque no puedo alcanzar el nivel de tu amor. Gracias por estar siempre ahí.
Espero que os haya gustado esta entrada, y de que si a alguien, como me ha pasado a mí, se le ha pasado por alto el valor real que tiene una madre, esta entrada le haya ayudado a encaminarlo, y por consiguiente, valorar a su madre hasta el punto que se merece, el infinito.

Mi madre, no sé si será la mejor madre del mundo, pero yo no la cambio por nadie.