Libertad de expresión

Datos personales

Mi foto
Todos los seres viven unos instantes de éxtasis que señalan el momento culminante de su vida, el instante supremo de la existencia; y el éxtasis brota en la plenitud de la existencia pero con completo olvido de la existencia misma. "LA LLAMADA DE LA SELVA" JACK LONDON

5.8.21

RELATO: ¿Quién Dijo Miedo?



-Ésto no puede ser

-Pues..está siendo, te guste o no

-¿No entiendes que me haces daño?

-Te equivocas, el daño te lo haces tú misma, yo solo actúo según tus deseos

-En ese caso...deseo que te vayas

-Sabes que no puedo irme, no me dejas, ¿Crees que a mi me gustar estar aquí, a tu lado? 

-No lo entiendo. No quiero que estés conmigo, no quiero nada de ti, hace tiempo que lo pienso, ¿Por qué sigues aquí? 

-Porque no me dejas marchar. Eres la única que puedes hacer que desaparezca, y sin embargo, no lo haces, quizá no es a mi a quien debes hacerle esa pregunta, quizá debes hacértela a ti misma.

-Me agotas. Me agobias. Demasiado tiempo juntos, ya no puedo recordar quien era yo antes de conocerte. Desde que apareciste...todo ha ido de mal en peor, he perdido la seguridad en mi misma, y soy incapaz de dar un paso más sin antes mirar tu aprobación, que nunca está, siempre me atormentas, me juzgas, me limitas con tu látigo de la verdad. 

-No es mi verdad, es tu verdad. Solo te muestro lo que realmente piensas y no te atreves a decir. Solo soy el reflejo de tu verdadero ego. ¡Mírame! Todo lo que soy...te lo debo a ti

-¡No! ¡Basta! ¡No es cierto! Tú apareciste sin que yo te llamara, tú has invadido mi espacio, analizando cada uno de mis actos, pulverizando cada esperanza, machacando cada motita de un sueño feliz. ¡Tú ya eras así cuando decidiste postrarte junto a mi! ¡Soy la víctima!

-Quizá ese sea el problema

-¿Cúal? 

-Te sientes víctima de un crimen que no existe, un crimen que has creado tu misma, y en lugar de afrontar los problemas de frente...me culpas a mi. 

-¡Qué ganas con todo esto!

-Ni gano ni pierdo nada, estoy aquí, contigo, porque tú lo permites, porque en el fondo no puedes vivir sin mi

-¡Mentira! Siempre he vivido sin ti ¿Por que no podría hacerlo ahora?

-No lo sé, el caso es que aquí sigues, a mi lado, no me dejas marchar. Intentas hacerme ver que soy quien me agarro a ti, pero ¡Mirate! Eres tú quien está aferrada a mi. Estás tan sumida en tu realidad que eres incapaz de verte a ti misma. ¡Mirate! Me rodeas con tus brazos y acaparas cada centímetro de mi ser, no me das otra opción que la de quedarme.

-¡Pues vete! ¡Vete y no vuelvas más! 

-Ay...pobre inocente. ¿No lo entiendes? ¿O no quieres verlo? Solo tú puedes hacer que me vaya, esa decisión no me pertenece a mi. Sé que te hago daño, sé que solo te aporto problemas, pero...no puedo hacer nada más. Esperar a que veas la realidad, a que entiendas. Tú tienes todo el poder, yo no soy nada, no obstante, debo permanecer junto a ti hasta que realmente decidas lo contrario, pero de verdad, no me valen las palabras, debes sentirlo con el corazón, en las entrañas, y para llegar ahí, necesitas un gran esfuerzo, una seguridad que al parecer...no tienes, o no la quieres reconocer. La compasión no está en mi sangre, jamás sabré lo que se siente con ello, porque tú lo has querido así. Soy un producto hecho a tu imagen y semejanza, todo lo que contengo es porque tú así lo has deseado, y ahora, que ya no puedes más, intentas achacarme la responsabilidad que un día decidiste darme. Y ahora, que te has obsesionado conmigo, que no sabes como deshacerte de mi, quieres que me marche por mis propios medios, y...no puede ser. Debes ser consecuente con tus actos y decisiones. Tú me has traído aquí, tú debes hacer que me vaya.

-No es justo

-¿Y qué lo es? ¡Ay ya! ¡Deja de llorar y de lamentarte! Comienzas a aburrirme, y eso solo nos traerá más problemas. 

-¿Cuál es la solución entonces?

-¿Crees que la sé? Solo tú puedes saberla. ¿A quien quieres engañar? Ambos sabemos que seguiré contigo para siempre, no serás capaz de enfrentarte a mi, como nunca has sido capaz de enfrentarte a nada. Te gusta complicarte, eso es lo tuyo, buscas excusas para no tener que echar cojones, por eso estoy aquí, por tu falta de valentía, porque no mereces otra cosa mejor que yo. Decidiste hacerme un hueco en tu corazón, me dejaste entrar con tanta facilidad...que casi no recuerdo el motivo, ha sido tan sencillo oscurecer tu alma, que por eso eres incapaz de recordar como eras antes de conocerme. Asúmelo, estaremos juntos para la eternidad.

-No. No pienso asumir nada de lo que me digas. Ya no. Si no puedo sola, pediré ayuda. No dejaré que sigas aquí, atormentandome, prohibiendome que sea yo misma. No. Merezco algo mejor que tú.



En ese mismo instante, sintió como si saliese de su propio cerebro, de su propia conciencia. Miró hacia arriba, en busca de un cielo azul que aclarara esa oscuridad que cernía su cabeza, buscando un destello de esperanza que la ayudara a encontrar la cordura que la abandonó en su día. Y fue cuando lo comprendió todo. Comenzó a entender que había sido ella misma la que había creado en su mente esos miedos tan feroces que no la dejaban respirar. Entendió que fue su propio organismo quien la hizo dudar de ella misma, dejando paso a una variedad de miedos e inseguridades que la hicieron cambiar de conciencia, de persona, convirtiéndola en un ser cobarde y asustadizo, que se dejaba llevar por un miedo dominante que le recordaba día a día que no era nadie.
¡Y claro que lo era! Era ella, con su carácter, con sus sueños y metas por cumplir, siempre había sido ella.
Entonces recordó cómo empezó todo, cuándo fue la primera vez que dejó que el miedo dominara sus impulsos para atosigar a su verdadera esencia. Recordó cómo había permitido que ese miedo aplacara la gran fuerza que poseía en su interior. La fuerza que la había llevado hasta donde estaba, la misma fuerza y coraje que la habían enseñado a vivir.
Se situó frente al espejo de la entrada, mirándose fijamente a los ojos, quizá para volver a encontrarse, o quizá para no dejarse vencer por ese miedo miserable que se había incrustado en su sien.
En voz alta, se dijo a sí misma, con el mismo tono que utiliza una madre al reñir a su hijo: El miedo existe porque soy capaz de sentirlo, pero no debo dejar que me domine, todo lo contrario, el miedo existe para hacerme más fuerte.
Acalló esa vocecita infernal, cogió la chaqueta, respiró hondo y salió al exterior, aún quedaban muchos sueños por cumplir.