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Todos los seres viven unos instantes de éxtasis que señalan el momento culminante de su vida, el instante supremo de la existencia; y el éxtasis brota en la plenitud de la existencia pero con completo olvido de la existencia misma. "LA LLAMADA DE LA SELVA" JACK LONDON

23.5.20

VIDEO-RELATO: Las apariencias engañan

Alberto aparenta ser un tipo normal, sociable, trabajador, buena persona...Seduce a todo el que está a su alrededor con sus palabras, a veces, incluso, se hace pasar por víctima, supongo que para que la gente sienta lástima de él, o lo valore como él desea. Se ha estudiado tan bien su papel, que nunca encontrarás a una sola persona que hable mal de Alberto. Pero tú, amigo/a, piensas más allá de lo que ven tus ojos, a ti no te puedo engañar, y sé que al leer estas líneas sobre Alberto, ya has empezado a cavilar la verdadera personalidad de éste individuo.

Alberto, con 30 años, suele relacionarse con gente de edad mucho inferior a la suya, quizá porque su mente no llegó a madurar del todo, o quizá porque le hace sentirse más joven, el motivo se desconoce. No se conserva bien, es decir, se ve a la legua que no tiene 16 o 20 años. Las entradas de su frente afrontan una calvicie inminente, y su pelo, que en su juventud era negro como la noche, comienza a reflejar estragos blanquecinos. Pero a él parece no importarle nada de eso, se sigue sintiendo como un chaval, y entre los más jóvenes, vacila de su carácter sabio forjado por la edad.
Es tremendamente hipócrita, tanto, que la falsedad la utiliza hasta con él mismo, creyéndose cada mentira que le suelta a la gente, por eso nadie lo descubre, lo cuenta todo con tanta credibilidad, que no te atreverías a dudar de él.

Llega a casa y tras cerrar la puerta, aparece la verdadera personalidad de Alberto. Deja la máscara que lo convierte en una persona espléndida ante los ojos que no sospechan de él, en casa no es necesario actuar. Se asegura que esté todo impecable, y que ella siga allí, que no lo haya desobedecido, no le apetece enfadarse esa noche, viene muy contento del ensayo, prefiere conservar su buen humor.

Julia, su pareja, es una chica de 20 años. Se enamoró de él ciegamente, y tan ciega estaba, que era incapaz de ver la realidad de su vida. Siempre fue una chica fuerte, muy fuerte, con una personalidad inigualable, desde pequeña sabía exactamente qué es lo que quería. Luchadora e independiente, se había buscado la vida sin tenerle miedo a nada, se arriesgaba con cualquier cosa sin dejarse vencer por las inseguridades. Hasta conocer a Alberto.
Cuando se conocieron, ella ya vivía sola, con su trabajo y sus estudios, y una libertad trabajada por todos sus esfuerzos. Sin embargo, él, aún vivía con sus padres, poniendo de excusa un tremendo percance que tuvo en el pasado. Aunque sinceramente, como he dicho antes, no avanzaba porque le encantaba pasar por víctima.
Julia pasó por incesantes ruegos para conseguir que vivieran juntos. Pobre chica ilusionada, nunca pensó que estaba cometiendo el mayor error de su vida.

Se acerca a ella, que prepara los últimos retoques de la cena, y la besa. Un beso frío y por compromiso. La huele, se asegura que no lleva perfume, es señal de que no ha salido de casa. Julia ya no trabaja ni estudia, lo dejó todo hace unos meses por petición de Alberto. Según él, con su sueldo podían vivir bastante bien, ella, que estaba en la flor de la vida, no debía perder el tiempo en un trabajo que agotara su energía, mejor quedarse en casa y procurar mantenerlo todo limpio. Julia al principio se mantuvo reacia a la idea de abandonar todo por lo que tantos años había peleado, trabajar la hacía sentirse viva, el simple hecho de no tener que depender de nadie le encantaba. No obstante, su opinión cambió de bando cuando Alberto la amenazó con dejarla. No podía estar con una mujer que vivía su vida, se sentía apartado y abandonado. Con un sueldo, obligatoriamente el de él, estarían bien.
Coloca los platos en la mesa, patatas fritas con pollo asado, y seguidamente le sirve una cerveza, para ella agua, es absurdo que una mujer beba alcohol si no hay una fiesta de por medio. Alberto la mira de arriba a abajo, y aporta a su cara esa expresión decepcionante, luego, observa los platos.
-¿No crees que es mucha grasa para cenar? 
-¿Sí? Como te encanta este plato..pensé que te agradaría
-No si no lo digo por mi, mi condición física me permite comer todo lo que desee sin engordar. Pero tú..Me he fijado que has cogido uno kilitos, ¿Te has pesado esta semana?
-El Lunes, como siempre. El peso marcaba 50kg... dos menos que la semana pasada.
-¿Seguro? Tus muslos no dicen lo mismo. Anda, prepárate una ensalada mejor. Si no fuera por mi...no te cuidas nada.
-Por un día no pasa nada, he perdido bastante peso cariño, de los 70 kg de antes...
-Bueno...haz lo que quieras, ya sabes que yo no voy a estar con una gorda, en el momento que cojas un kilo más, me voy con otra que sí quiera esta buena.
Julia se queda de pie, pensativa, le apetece tanto ese pollo con patatas, se ha llevado toda la tarde cocinando, controlando el no picar nada para poder cenar en condiciones, suelta un olor tan exquisito, que debe de estar delicioso. Pero si no hace caso a su novio, no disfrutará la cena como ella esperaba. Alberto comenzará a soltar palabras que la hagan sentirse verdaderamente mal, y como ya lo conoce, prefiere evitar altercados. Se lleva su plato de vuelta a la cocina, y lo guarda en la nevera. En pocos minutos tiene hecha su ensalada. Ponen una peli y empiezan a cenar.
-Mañana iré a tomar café con unas amigas
-¿Qué amigas?
-Las conoces a todas, son con las que estudiaba
-Mmmm...mejor pon una excusa y no vayas
-¿Por qué?
-Porque ya sabes que no me gusta que vayas sola por ahí. A saber las estupideces que te meten esas zorras en la cabeza. Si quieres, podemos llamar a Carlos y su novia, y hacemos una cenita los cuatro
-Pero es que me apetece ver a mis amigas. Sólo vamos a tomar café, vendré temprano a casa
-¿Qué problema tienes con Carlos y Marta? Me dijiste que te caían bien
-Ningún problema cariño, pero son amistades tuyas, yo necesito relacionarme con gente de mi entorno. Hace mucho que no las veo, no quiero perderlas como amigas
-Si las pierdes..es porque no son amigas de verdad. Tú sabrás con quien debes relacionarte o no. A mi no me hace ni puta gracia que mi novia ande por ahí sola, cualquiera que te vea...me da vergüenza solo pensarlo.
-Joder Alberto, tu te vas de fiesta todos los fines de semana, llegas a las tantas, te relacionas con más tías que tíos, y yo nunca te digo nada. Dejé de salir de noche porque te incomodaba, pero ir a tomar un café...no lo veo para tanto.
-Qué estás insinuando ¿Qué te soy infiel? ¡Son niñas Julia por dios!
-No te he dicho nada de eso. Te digo que si tu puedes relacionarte a tu antojo, yo también debería poder hacerlo. Me da igual lo que digas, mañana iré a tomar café.
-¿Tan segura estás? Esta bien..ve con tus amigas
-Gracias cariño por entenderlo
-Eres tú la que no me entiendes a mi. Estoy un poco harto de tus niñerías, lo mismo debería buscarme a una mujer de verdad, y no a una niñata como tú, que no valora lo que tiene en casa y prefiere estar con las guarras de sus amigas antes que con su pareja. Así que nada, vete tranquila a tomar ese café, cuando vuelvas ya me habré llevado mis cosas. ¡Ah! Y por supuesto que esto no va a quedar así, mañana mismo hablo con tus padres y les explico la clase de niña que tienen. Te va a salir caro el cafelito
-No hace falta que te pongas así. ¿Y si las invito a casa?
-¡Si hombre lo que me faltaba ya! Esas no entran en mi casa.
Se termina la conversación. Julia manda un mensaje a sus amigas explicando que no puede asistir, le ha surgido algo importante, otro día recuperarán el tiempo perdido.

Llega el fin de semana y como cada Domingo, van a almorzar con la familia de Alberto en casa de la madre. Alberto tiene 4 hermanas, a cada cual más arpía. Son egocéntricas y envidiosas, y están obsesionadas con la edad de Julia. La tratan como si fuese una niña de 10 años. Julia ha acabado por acostumbrarse, aguanta el chaparrón unas horas y evita problemas.
Su suegra es un encanto de mujer, ajena a la mugre que tiene como hijos. Al estar un poco sorda, la pobre no se entera ni de la mitad de lo que pasa, cosa que aprovechan Alberto y sus hermanas para desvalorar a Julia.
Sentados todos a la mesa, los cuñados de Alberto también, almuerzan apaciblemente, conversando banalidades, a lo que se le llama "hablar por hablar". Una de las hermanas, Manoli, aprovechando que su madre se ha levantado a preparar el segundo plato y que su padre ya está dormido en el sofá, aborda un tema de conversación intimidante, dirigiéndose directamente a Julia.
-Oye cuñada, que me dijo mi hermano que el jueves ibas a ir con tus amigas a tomar café ¿No?
Julia, tímida hasta no poder más, mira a su novio, que se hace el tonto y sonríe. No entiende muy bien a que viene todo aquello, y con la inocencia propia de una chiquilla enamorada de un cabrón, se limita a contestar sin más.
-Iba..pero no fui
-Menos mal, porque vaya..vaya las amiguitas que tienes. Todo el día por ahí de fiesta, con uno, con otro, valiente juventud. Cuando yo salía con mis amigas lo máximo que hacíamos era estar en una placita cantando. 
-Ya, ya, por eso me quedé en casa al final.
-Hombre es que una cosita te voy a decir Julia, a mi hermano no lo dejes en evidencia eh, el pobre se lleva todo el día trabajando para que a ti no te falte de nada, deberías de estar un poquito más agradecida.
-Lo estoy Manoli. Ya te he dicho que me quedé en casa
Viendo Alberto que su novia estaba completamente sumisa y no crearían una escena, cambió de tema para provocar el altercado. Hasta que no la hiciera llorar, no pararía. Él estaba con su familia y debía demostrar que estaba al mando. Una niña de 20 años no podía controlar la relación, ¿Cuál era su verdadera táctica para controlarla sin sospechas? La humillación.
-Bueno déjalo ya hermana, eso ya pasó, está todo aclarado.
-Vale, vale, era para recordarlo un poco, que luego..nadie se acuerda de nada.
-Anda calla que no sabes la última
-¿Qué ha pasado ahora?
-La señorita, que quiere ser escritora...fíjate tú con lo que me salta ahora. ¿Pues no le pillé un cuaderno con el principio de una novela?
-No me digas, ¿Y eso?
-Serán tonterías de la edad. Porque sinceramente..por curiosidad me puse a leer las gilipolleces que había escrito, y no sé que se piensa ella..porque está claro que no vale para eso.
-¡Eso lo dirás tú! Que no te has leído un libro en tu vida
Salta Julia rebosada por la situación. Era verdad, Alberto jamás había sido capaz de leer un libro, bueno, no había leído nada en su vida, ella llegó a pensar que ni siquiera sabía leer. No sabía con certeza si escribía bien o no, de lo que sí estaba segura era de lo feliz que la hacía.
Se arrepintió de haber soltado ese comentario a los segundos. Toda la mesa quedó en silencio. Ella agachó la cabeza inmediatamente, podía imaginar lo que se le venía encima
-¿Insinúas que mi hermano es un ignorante?
-Tranquila Manoli, no ofende quien quiere si no quien puede. Déjala que viva en sus fantasías, es lo único a lo que llegará. ¿Qué te piensas Julia? Es verdad que nunca he leído un libro, no me avergüenza reconocerlo, soy honesto conmigo mismo. Pero eso no te da derecho a que te mofes de mi. ¿Quién coño te crees que eres? Tú no vas a llegar a nada en la vida, ¿Por qué crees que te hice dejar el trabajo y los estudios? Porque no sirves para nada. Has tenido la suerte de encontrarme, y que te quiero, pero como eres tan egoísta y solo piensas en ti..no ves todo los esfuerzos que hago para que seas feliz. Si yo me fuera de tu lado...solo serías una gorda que perdería el tiempo en pamplinas como esa. Asúmelo, te he salvado de cometer muchos errores. Que hayas escrito unas cuantas palabras en un cuaderno no te convierte en nada, una pringada, eso es lo que eres. Y una maleducada, que vienes a mi casa a insultarme, delante de toda mi familia, deberías avergonzarte por tu comportamiento. Pide disculpas ahora mismo o vete.
Julia, rota en pedazos, no puede evitar desmoronarse. Alberto tiene razón, ¿En que estaría pensando? Lo ha dejado en evidencia delante de toda la familia, y todo por su estúpida idea de escribir. ¿Sabrá más él que ella que para eso tiene más edad? Llorando, pide perdón. Todos siguen comiendo como si no hubiese pasado nada, pero ella se encuentra fatal, solo desea llegar a casa, encerrarse en su habitación y esperar que llegue el día siguiente.
Él la deja en el portal, el coche sigue en marcha, le indica que se baje y se quede en casa, necesita despejarse con los colegas, está muy enfadado y no quiere hacer nada de lo que luego se arrepienta. Julia se baja obediente, no dice nada, sabe que no serviría de mucho. Acepta sin condición las palabras de su novio.

Las 4 de la mañana, un juego de voces bajo la ventana la despierta. Intentando no ser vista, destapa las cortinas y mira. Es Alberto. Por desgracia no está solo. Siguen en el coche, él y su acompañante. Afina el oído para intentar escuchar lo que dicen, no consigue captar todas la palabras, pero ha averiguado que la persona que está en el asiento del copiloto es una chica. Julia se pone nerviosa.
La chica sale del vehículo, ¡Es una cría! ¿Qué tendrá..unos 16 años? Saca un cigarro del bolso y le ofrece otro a Alberto, éste lo coge con gusto. Ambos apoyados sobre uno de los lados del coche, tontean entre risitas. Él utiliza su maravilloso ingenio para encandilar a las niñas, Julia lo sabe porque con ella actuaba igual cuando se conocieron. De repente todo lo resulta repulsivo. Un tío de 30 años intentando ligarse a una chiquilla, asqueroso todo.
Julia se siente estúpida, mientras ha pasado una noche malísima, su novio ha estado desfogando sus encantos con otra persona, a saber hasta donde habrán llegado, ella no lo quiere ni pensar. Lo que no entiende muy bien es porque la ha traído hasta su casa ¿No pensará subir? Le da algo como Alberto entre con esa chica a casa. Lo ve capaz, y tan capaz, es tan rencoroso y vengativo que sobrepasa el límite de la venganza.
Media hora después, se vuelven a subir al coche y se alejan. Julia no sabe que hacer, se siente perdida. Finalmente llama a su hermana a pesar de la hora. Su hermana siempre la ayuda en todo, da igual lo que necesite, si está en sus manos, lo hará. Por teléfono, le explica lo que ha ocurrido en el almuerzo, y lo que acaba de presenciar, su hermana, que odia profundamente a su cuñado, no deja de insistirle en que lo deje, que lo eche de su casa y se aleje de él para siempre, que ese tipo no es bueno y acabará por darles un disgusto a todos cualquier día de éstos. Cuelgan. Julia piensa. Su hermana tiene razón, mañana la volverá a llamar para que la ayude a afrontar todo eso.
Las 6 de la mañana. Se abre la puerta. Julia enciende la luz y se incorpora, quiere que él la vea despierta cuando llegue a la habitación.
-¿Qué haces levantada?
-Esperarte ¿O es que no lo ves?
-Nadie te ha dicho que lo hagas, anda duérmete
-¿Dónde has estado y con quién?
-¿Ahora me controlas? Ya te lo dije, con los colegas, se ha alargado la cosa y..
-¡Mentira! Antes te he visto con esa niña aquí abajo, en tu coche
-¿Con Tania? jajajajajajajaaj Julia por favor, es como mi hermana pequeña, estas obsesionada...que poco me conoces
-¿Tu hermana pequeña? Mira...que no soy gilipollas
-¿Ya empezamos con tus celos de mierda? ¡Qué coñazo! Siempre estás igual...ves cosas donde no las hay. A Tania la conozco desde que entró en la compañía, tenemos mucha confianza pero nunca haríamos nada, ¡si podría ser su padre joder!
-Yo sé lo que he visto, no estoy loca
-No que va, estás chalá tía. Cállate y déjame dormir, estoy reventado.
Apaga la luz y se da media vuelta. Julia se levanta de la cama. Un tremendo dolor le impide seguir durmiendo. Ella sabe lo que ha visto por la ventana, y lo conoce muy bien, esa actitud que tomaba con la chiquilla..no era de hermanos precisamente. La seguridad con la que habla Alberto frente a su nerviosa expresión, la hacen quedar como una demente, ella lo sabe, pero no por eso no lleva razón, esta completamente segura. No sabe con certeza si han hecho algo o no, pues no los ha visto besarse, pero Julia conoce a la perfección en que se basa un tonteo, y lo que Alberto hacía con Tania, era un tonteo de manual.

Han pasado dos días. Julia consiguió quedar con su hermana a escondidas, mientras Alberto estaba trabajando. Definitivamente lo dejaría. Su hermana le hizo ver el cambio drástico que había pegado, su personalidad, divertida y alegre, se había convertido en un carácter apagado y sin luz. Le hizo ver lo preocupada que estaba por ella, que aquel tipo no la quería y mucho menos la respetaba. Sin saber exactamente cómo, su hermana la había hecho abrir los ojos. Alberto no era el hombre de su vida, se estaba engañando a sí misma. Ella lo amaba pero eso no era una excusa para dejarse tratar así, sin respeto.
En toda pareja existen los pros y los contras, y ambos deben adaptarse al otro, aceptando sus defectos y virtudes. Sin embargo, Alberto, no se había adaptado a ella, todo lo contrario, la había cambiado radicalmente, controlando al máximo cada uno de sus movimientos. Alberto era un maltratador psicológico.
Nunca le había tocado un pelo, todo hay que decirlo, pero para maltratar a alguien no es necesario utilizar la fuerza, basta con humillar y controlar a la persona, arrebatándole su propia voluntad. El maltratador psicológico va acaparando poco a poco la mente de su víctima, haciendo que se sienta débil, desprotegida, e inculcándole pensamientos falsos, como que no encontrará a nadie que la quiera como él, que no puede trabajar, que no sirve para nada, que no puede vestir como a ella le da la gana, que no puede engordar, que sus amistades no son buenas...cualquier cosa que bloquee a la persona de sus propios intereses. No es fácil detectar a un maltratador psicológico, la mayoría de ellos ni siquiera saben que lo son, pues verifican su comportamiento como que es lo correcto, que lo hace por el bien de su pareja, sin tener en cuenta lo que verdaderamente desea la otra persona. Siguen un ritmo ascendente, al principio no dan a conocer su verdadera cara, son personas respetuosas, generosas, entierran con halagos a su pareja, hasta conseguir que se enamoren. Luego, detenidamente y sin que se les vea el plumero, comienzan a controlar todo sus actos. Lo primero que hacen, es alejar a la persona de sus seres queridos; el maltratador juega un papel fundamental en apariencia, por encima de todo tiene que quedar como una persona incapaz de hacer daño. Si su pareja se relaciona con personas que la aprecian y la quieren, pueden desvalijar sus intenciones y hacerla ver, que el maltratador, en este caso él, le está haciendo daño. Cuando ya la ha apartado totalmente, empieza el juego sucio, absorbiendo su dignidad y autoestima hasta dejarla completamente indefensa. Es decir, la convierte en una marioneta y él pasa a ser el titiritero. Más o menos, resumido queda la actitud de un maltratador psicológico, me encantaría dar más detalles, pero la historia se me pasa de extensa, así que prosigamos.

Alberto se encontraba en el trabajo. Julia aprovechó la ocasión. En lugar de echarlo a él de la casa, había meditado sobre ello, y pensó que la mejor opción sería que se marchara ella, así evitaría más problemas. No le importaba comenzar de cero, ya lo había hecho otras veces. Con ayuda de su hermana, había recuperado las agallas que le habían quitado, se sentía más fuerte que nunca.
No le daría ninguna explicación, se marcharía sin más. Por precaución, y porque conocía a Alberto demasiado bien, había decidido marcharse de la ciudad. Una amiga se había ofrecido a acogerla en su casa hasta que encontrara algo, no era gran cosa pero se apañarían bien.
El novio de la hermana, osea su cuñado, esperaba abajo con el coche, mientras ella y su hermana bajarían las cajas y demás trastos.
El cuñado apareció por la puerta excitado y nervioso. Había visto a Alberto aparcar el coche, no tardaría en llegar. Todos se pusieron nerviosos. No esperaba nada de eso ¿Qué pasaría cuando subiera y encontrar aquel panorama? A Julia le temblaban hasta las pestañas. Intentaron calmarse. No había marcha atrás, lo que tendría que pasar..pasaría.
Alberto entra confuso, mira a su alrededor y luego fija su mirada en Julia. Por sus facciones se entiende que esta molesto, tonto no es, se huele lo que esta sucediendo. La hermana y su pareja se mantienen al lado de Julia, todos preparados por lo que pueda ocurrir.
-Qué coño es todo esto
-Me voy Alberto
-¿Cómo? Eso no te lo crees ni tú. No te vas a ir a ningún lado. Anda deja todo como estaba y dile a tu hermanita que se largue
-No
-Me vas a hacer enfadar y les ensañaré qué clase de persona eres ¿Es eso lo que quieres Julia?
-Alberto, no lo pongas más difícil por favor. Voy a marcharme, esto se ha terminado. Coged esas cajas, nos vamos
Alberto se acerca a Julia, tremendamente desorbitado, y la agarra del brazo con fuerza
-He dicho que ni hablar, no te mueves de aquí. ¿Pensabas largarte sin decirme nada? He salido antes de trabajar para arreglar la pelea de ayer contigo, ¿A qué eso no se lo has contado a estos? ¿Y me encuentro con esta encerrona? No, no. No te vas. Vosotros marchaos, todo esto no va con ustedes. ¡Marchaos he dicho! Llamaré a la policía
-Es lo mejor que puedes hacer, llama a la policía y le contaremos que me estás reteniendo en contra de mi voluntad
-¿La estais escuchando? ¡Qué tonterías estás diciendo Julia
Comienza un forcejeo, Alberto la agarra ahora por los dos brazos y la zarandea, ella intenta zafarse de sus garras pero tiene demasiada fuerza. Su hermana grita. Alberto, sin controlar su histeria, la empuja y Julia cae al suelo. Cuando se dispone a abalanzarse sobre ella, el cuñado, movido por un impulso, se interpone entre los dos, sujeta a Alberto y lo desliza hacia atrás. La hermana levanta a Julia del suelo y se alejan de la escena. El cuñado, sin perder los papeles y con una serenidad propia de un mediador, le indica que se vaya o se verá comprometido en avisar a la policía. Alberto, rojo por la furia y dominado por la impotencia, se marcha.

Julia consiguió escapar. Tuvo que mantener, durante un tiempo, oculto su paradero, cambió de móvil y comenzó una nueva vida.
Alberto, para no variar, se convirtió en la víctima. A todos les decía que Julia se había marchado con otro, que le había sido infiel, que era mala, que nunca lo había querido cuando él lo había dejado todo por ella, en fin..mentiras y más mentiras que nunca revelarán lo que realmente sucedió, al menos para los oídos incrédulos que se limitaron a escuchar solo una parte de la historia.
Julia fue feliz. Todo lo ocurrido la enseñó a ser más fuerte, a no dejar que nadie decidiera por ella y mucho menos, no consentiría que nadie más volviese a humillarla.
Alberto, sigue sumido en su hipócrita vida, dando pena a todo aquel que no lo conoce, y como no, engatusando a niñas a las que poder manejar. Él jamás será feliz.
En definitiva, lo que no te mata, te hace más fuerte. Nunca permitáis que nadie os limite, seguir vuestros instintos, y sobretodo, quereros mucho, porque si no lo hacéis vosotros..nadie lo hará.