JUZGADA
Me
desnudo lentamente, como si no fuese consciente de lo que voy a hacer, intento
convencerme de que es la mejor opción, ¿Lo es?
Siento
el frío de la camilla en mis nalgas y esta posición incómoda me priva de
intimidad. Llega el doctor con su correspondiente enfermera, ambos me dedican
una mirada de compasión, a sus ojos soy una niña.
La
enfermera me agarra fuertemente la mano y me da conversación, supongo que para
evadir el dolor tan profundo que llevo en mi interior.
Fríamente
me desgarra el útero, me arranca aquel principio de vida que nace en mis
entrañas, me arrebata la poca inocencia que me queda, sentenciándome a asumir
una madurez que no he elegido yo.
Todo
acaba en pocos minutos y al salir, avergonzada por mis actos, observo la cara
de felicidad de mi novio, austero de empatía y amor por mí, que me dice: Un
problema menos.
Mi
problema ahora es poder perdonarme, nunca debí permitir que nadie eligiera por
mí, júzgame tú hijo mío.
SIN LIBERTAD NO HAY VIDA
Se
sentía débil, abandonado, hacía solo unas horas que había nacido y ya la vida
lo repudiaba sin darle una oportunidad. Desamparado en aquel asfalto intentaba
asimilar que su paso por el mundo iba a ser breve, rindiéndose, cerró sus
ojillos hinchados y se entregó a su destino.
Una
niñita alocada lo visualizó en la lejanía, llegó hasta el gorrioncillo que
apenas respiraba, lo recogió dulcemente y lo apretó contra su regazo inocente.
Lo
cuidó, alimentó y le enseñó a volar, hasta convertirse en un magnífico gorrión.
Graciosa la imagen de aquel pajarillo siguiendo a su salvadora por todo el
pueblo.
La
niñita le regaló una jaula, para convertirlo en su mascota oficial. El ingenuo
animalillo se adentró en su nuevo hogar confiando ciegamente, pero poco tardo
en entender que aquellos barrotes mas que una vida, le expropiaban la libertad.
Ese es su lugar decían.
Sin
dudarlo, alcanzó con su pico el periódico en la parte inferior de la jaula y
comió.
A
la mañana siguiente, por primera vez, la niñita lloró por amor. El gorrioncillo
había muerto.
CARTA SIN DESTINO
Siempre
quise ser como tú.
Mujer
de semblante serio e intimidante, pero cuando sonreía, era capaz de iluminar la
noche mas oscura. Tímida cuando se trataba de hablar de ella, pero descarada
cuando le tocaba luchar por los demás. Sus gestos ariscos, a veces, impedían
acercarte a ella, pero cuando el sueño me atrapaba, sentía sus manos recorrer
mi cara, y sus labios calmaban el calor de mi rostro, abrigaba mi alma con su
dulce preocupación, y el olor de su perfume me hacía soñar con las historias
mas bonitas.
Nunca
faltaba un plato de comida caliente en su mesa para quien lo necesitara, aunque
ella ese día se privara de comer. Su bondad era tan inmensa como el cielo,
aunque nunca la oí hablar de ello. Era capaz de levantar de sus cenizas a cualquiera
que estuviera hundido, su fuerza era tan visible que se podía respirar, a su
lado, jamás te caerías, ella no lo hubiese permitido.
La
dictadura le arrebató su niñez, pero ella nunca dejó de soñar para ser libre,
trabajó por y para los demás durante toda su vida, ella lo dio todo por todos,
y pocos dieron algo por ella, pero nunca se quejó, nunca pidió nada a cambio,
se conformaba con vernos sonreír. Nuestra felicidad era su alimento cada día.
Mujer
de principios, que me enseñó a vivir de la manera mas honrada, era de pocas
palabras, pero con una mirada te inculcaba la respuesta que buscabas. Con un
inmenso corazón, siempre atenta a las persona que quería, y era su valentía sin
límites lo que la hacía única. Prisionera de la vida y a la vez, defensora de
las ganas de vivir. Orgullosa de ser mujer, pero sin olvidar que vivía en un
mundo de hombres.
Siempre
quise ser como tú, abuela.
GUERRA SIN BATALLA
Ella
tenía una fuerza de la que nadie pudiera imaginar. Guardaba en una cajita,
cerca del corazón, sus emociones, para no olvidarlas, para protegerlas del
mundo. Si aparentaba ser de piedra, era su forma de crear un escudo. Era tan grande
esa cajita, que solía guardar en ella cualquier sufrimiento que no fuera suyo,
solo para ayudar a los demás a liberarse de tal carga.
Para
ser una guerrera, no hace falta ir a la guerra, basta con saber librar las
batallas de tu vida con entereza y amor, y jamás dejar de luchar. Como lo hacía
ella.
Por
las noches, dejaba que el silencio secara sus lágrimas, consentía que la
soledad meciera su descanso y el dolor se marchara con sus sueños. Despertaba
con la luz del alba, que la enseñaba a vivir en la oscuridad, y su ímpetu la
incitaba a crear un nuevo día, porque la desolación de la noche ya no estaba,
empezaba una nueva vida, su vida.
Mirándose
al espejo, se dibujó una sonrisa, y en su mirada observó la valentía que tantos
años había escondido, esa fuerza que le habían robado, salía de nuevo a la luz,
y hoy mas que nunca, se sentía libre, se sentía mujer.
Contando
los recuerdos de su vida, se dispuso a vivir, dejándose arrastrar por el
tornado de la aventura, ella era su dueña, nunca más decidirían por ella, sus
ganas le marcaban los pasos, y sus deseos mas profundos la cogían de la mano.
Olvidó el miedo, se descalzó de aquellos zapatos que le hacían daño y los tiró
al mar, pudo sentir la arena en sus pies indefensos, pudo alcanzar las nubes
que bailaban alrededor del sol, pudo reír a carcajadas hasta quedarse sin voz,
por primera vez, supo lo que era ser mujer.
TODAS SOMOS ELLA
Ella
lucha por vivir en un mundo donde hay normas que no ha elegido, la obligan a
ser alguien que no es, escriben su futuro en piedra, para que no lo pueda
borrar. Arropada por su raza, desterrada por sus ideales.
Ella
siente que no es como los demás, pero eso no la hace sentirse diferente de lo
humano. Ella acepta lo que no entiende, pero la razón del humano no la acepta a
ella porque no la entiende. Nació sintiéndose mujer y vivió escondiéndose de
quien era.
Ella
no se avergüenza de cómo se gana la vida, prefiere vender su cuerpo para que
sus hijos coman, antes que sentirse digna. Ella se siente pura cuando lava su
cuerpo, pero los tormentos de la sociedad ensucian su mente. Y cuando se siente
mujer, fantasea con la vida que quiere vivir.
Ella
reza aunque no cree en Dios, pero le alberga la esperanza de que alguien pueda
ayudarla. Su interior grita que quiere ser libre, pero las marcas de su cuerpo
la encarcelan en el miedo. Ella sabe que es fuerte, pero la amnesia del amor la
ha hecho olvidar. Su vida fue un disfraz, del que se desprendió cuando la
muerte en forma de golpe, le abrió la puerta.
Ella
trabaja dentro y fuera de casa, pero nadie la valora con el valor adecuado. Su
sueño inalcanzable es poder disfrutar de ella misma, pero esta condicionada por
un sistema que no la tiene en cuenta. Ella no se cansa de luchar, aunque es
inútil una lucha cuando no la consideran rival. Honrada por su orgullo, y
abandonada por el apoyo.
Ella,
nunca dejará de andar hasta llegar a su destino, ella, vencerá lo invencible
hasta ser escuchada, ella, abrirá senderos en los bosques mas espesos.
Todas
somos ella.
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