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Todos los seres viven unos instantes de éxtasis que señalan el momento culminante de su vida, el instante supremo de la existencia; y el éxtasis brota en la plenitud de la existencia pero con completo olvido de la existencia misma. "LA LLAMADA DE LA SELVA" JACK LONDON

8.5.20

RELATO: El Destino..un bufón cruel

Lo primero que hizo al entrar, fue mirar el buzón, y efectivamente, la carta había llegado. Fue abriendola mientras subía las escaleras, la impaciencia y los nervios hacían que se le cayeran los demás bártulos, llaves, chaqueta, y hasta él mismo se tropezó, pero nada importaba más que la carta.
Llevaba semanas esperando, tenía al cartero aburrido, incluso le pareció observar que más de una vez lo esquivaba para evitar sus preguntas. Era crucial para él, al fin recibiría una respuesta definitiva.
Estacionado en la misma entrada de su casa, comenzó a leer. ¡Había dicho que sí!














Preparó el almuerzo sin prestar demasiada atención, su cabeza deambulaba por las fantasías del primer encuentro. Todo le volvía a la mente, la equivocación de la correspondencia que hizo que se conocieran, las innumerables cartas enviadas y recibidas durante un año, la insistencia de él por conocerla, la negación de ella para aplazarlo, la rápida conexión entre ambos..
Jamás pensó que podría enamorarse de una persona sin rostro, y ella lo había engatusado tan solo con palabras. Él ya había decidido envejecer solo, tras el divorcio, pocas eran las ganas que residían en su corazón para aceptar a alguien más, y de pronto, el destino quiso que cambiara de rumbo.
Ella era alegre, apasionada, interesante, tan afín a él, que parecían haber nacido para estar juntos.
Sacudió la cabeza alejando aquellas tonterías de adolescentes, él ya no tenía edad para andar con bobadas y tampoco se atrevía a pronunciar la palabra amor, en todo caso, una amistad, una buena amistad, el tiempo ordenaría los sentimientos y colocaría a cada uno en su lugar. Pero él no dejaba de pensar que su lugar estaba junto a ella.
La cita estaba prevista, según le había indicado su remitente amiga, en dos días. Le había pedido que se trasladase a su ciudad, a cambio, ella le ofrecía su casa como alojamiento durante el fin de semana, subrayando que dormirían en habitaciones separadas, pues aún no estaba preparada para nada más.
No importaba ninguna condición, lo fundamental era que al fín se conocerían.














Preparó su maleta la noche anterior, introduciendo todas las cartas recibidas, con intención de que ella se las leyese, ¡había imaginado tantas veces su voz! En el fondo, aunque no lo reconociese, era un romántico empedernido.
No pudo pegar ojo, imágenes de caras desconocidas se presentaban ante su vista, intentando descifrar a su enigmática amiga. En cuestión de horas se cumpliría su deseo y la mente lo castigaba con un insomnio placentero.
Con tres cafés en el cuerpo para derrocar al cansancio, partió a su aventura. El viaje se le presentó ameno, acompañado por las melódicas canciones de nirvana, cantaba a pleno pulmón como si estuviese dando un concierto.
Resultaba todo tan mágico...y era tan curioso el método que habían utilizado para la comunicación, un estilo perdido en una sociedad moderna marcada absolutamente por una ideología informática, y sin embargo, ellos habían roto los esquemas, volviendo a esos años donde la espera por recibir una carta avivaba la esperanza de encontrar el camino. Donde el proceso por conocer a alguien era lento y meditado, paso a paso, valorando los detalles minuciosos de cada reflejo en la personalidad del otro. Una magia incomprendida en la actualidad, deportada al olvido más alejado.
Apagó la radio tras aparcar el coche, había llegado. La falta de sueño comenzaba a dar señales de vida, haciendo que sus párpados pesaran como las piedras gigantes del muelle, y decidió tomar otro café antes de la cita.
Con paso firme y decidido, se encaminaba hacia la dirección establecida, no se sentía nervioso, mas bien era expectación lo que estallaba en su estómago.
En la esquina, al final de la calle, una casita de color blanca alumbraba un hermoso jardín, el número 25, ahí era. La cancela de fuera estaba abierta, entró sin apenas hacer ruido. Frente a la puerta sintió un extraño temblor en los dedos, se lo achacó a tantos cafés. Respiró hondo y pulsó el timbre.
La vida era una auténtica mierda, el destino un simple bufón que le había tomado el pelo, y el amor..un cementerio repleto de personas con esperanza. Al verla sintió como un cuchillo se insertó en su estómago, abriéndolo en canal hasta la garganta, desangrándose de rabia.
De todas las caras del mundo, la que menos esperó encontrar al abrirse la puerta, fue la de su exmujer.