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Todos los seres viven unos instantes de éxtasis que señalan el momento culminante de su vida, el instante supremo de la existencia; y el éxtasis brota en la plenitud de la existencia pero con completo olvido de la existencia misma. "LA LLAMADA DE LA SELVA" JACK LONDON

27.4.20

FELICES VACACIONES, MADRE TIERRA

La tierra, nuestra tierra, se ha ido de vacaciones, dejando un enorme vacío en nuestras vidas.
Tras años soportando invasiones de plástico en sus mares, fuegos intencionados en sus bosques, maltrato y extinción de todas sus mascotas, contaminación de su aire puro, el que nos mantiene con vida, y el interminable allanamiento de sus zonas rurales y vegetales; al fin ha decidido marcharse de vacaciones, pensando, por una vez, en ella misma, condenando a la humanidad con una lección de moral y solidaridad.

Añoro pasear por las playas de mi pueblo, sentir el aire salado alimentando mi piel, mientras gaviotas azuladas sobrevuelan mi cabeza adornando los silencios de un mar en calma.

Añoro la cálida sensación que me regala el sol con cada paso por sus costas, bronceando centímetros de mi cuerpo relajado.

Añoro que un trocito de océano, el que pertenece a mi rincón alejado, masajee mis pies descalzos y cansados, a la vez que me embauca con su melodía sin letra para cantar.

Añoro visitar a la noche, acompañada de la luna, contar las estrellas tumbada en la playa que me ha visto crecer, en una soledad acogedora, en un paraíso hecho para mi. Cerrar los ojos y dejarme arrastrar por la marea de mis pensamientos.

Añoro la fragancia devastadora del pinar, caminar entre los árboles y dejar que sean los pajarillos quienes marquen mis pasos.

Añoro la libertad, sentirme dueña de mis propias decisiones, poder ir aquí o allí siendo libre, siendo yo.

Añoro escapar hacia la montaña, buscando un refugio para despistar a la bahía que enamora mis sentidos.

Añoro a mi familia, el olor que desprende cada uno de ellos, de sus casas, de sus comidas. Observarlos de cerca para no perderme detalle de sus emociones, de sus risas a carcajadas, de sus lágrimas de fuerza, de la expresiones de enfado, o simplemente disfrutar del silencio junto a ellos.

Añoro a mis amigos y amigas, estar sentados en la terraza de un bar y sucumbir a la crítica dócil que nos hace únicos.

Y por último, me añoro a mi misma, siento que me pierdo en una rutina que no es apta para mi, en unas normas que sentencian mi alegría, mi saber estar. Cuatro paredes de un hogar deseado antaño, y que ahora, ahogan mis fuerzas, mis esperanzas para salir de todo esto, mi sensatez olvidada y mi paciencia desesperada. He llegado al punto no de no soportarme, necesito huir de éste alter ego creado a la fuerza por una época de contagio. Me echo de menos, necesito que vuelva mi ser, mi libertad, aquella que labró su personalidad para no perderse jamás, y que ahora, a su pesar, me ha abandonado.

A pesar de todo, madre tierra, te deseo unas felices vacaciones, te las mereces.


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